Después de unos cuantos días de la partida de Amanda me animé a entrar a su cuarto. Todo estaba como lo había dejado, parecía que nada hubiese ocurrido. Me senté en la cama, recorrí el lugar con la vista, y entre imagenes, olores y lagrimas, divisé entre libros su mas preciado tesoro ; su Diario Intimo.

lunes, 25 de abril de 2011

"No era nada, nada de nada. Al final lo había imaginado todo, hasta por momentos sentía que algo se movía adentro. Será que mis amigos tienen razón cuando dicen que soy una exagerada.
Despúes de escribir mi último diario, pensando que de verdad seria el último, porque desde ahora no tendría más tiempo para mí, lo llamé a Nicolás. Le dí la noticia por teléfono porque obvio no sabía si podía mirarlo a la cara y le pedí que me traiga algún test de embarazo de forma urgente.
Después de exactamente 28 minutos, Nicolás apareció por casa con una bolsa de farmacia y cuatro test de embarazo de diferentes marcas; todavía me pregunto para qué tantos si con uno era más que suficiente.
Entré al baño con la bolsa mientras él seguía con cara pálida y sin decir una palabra, como estatua recien puesta al lado de mi cama. Yo no podía estar pensando en Nicolás, en cómo se sentía y en qué hacer para que le vuelva el color a la cara, lo único que yo pensaba y esperaba es que no se dibujara mas de una raya porque sino como diría mi abuela; estábamos en problemas.
Para no generar ningún tipo de duda y ya que los tenía al alcance de mi mano, me hice los cuatro test, de marcas, formas y colores diferentes. Lo importante eran las rayas.
NEGATIVO, negativo fue el resultado por supuesto. Ahí fue cuando me dí cuenta, claro, lo debería haber pensado antes, soy un desastre alguna que otra vez pero siempre, siempre me cuido. Creo que lo hago desde el día que mi tía, la hermana de mi mamá, tuvo su noveno hijo... hay que tener nueve!! darles de comer, llevarlos al jardín o al colegio, salir a trabajar para ellos!. No, no, esa es una de las cosas que a mi no me va a pasar nunca, igual mi tía podria haber aprendido del consejo de mi abuela, el de cerrar las piernas digo.
Volviendo a lo mío... salí del baño y Nico seguía ahí en la misma posición que lo había dejado, creo que podría haber pasado un tornado por delante de él que ni lo hubiese visto. Estaba mudo, así que le tuve que decir. Nicolás volvió a respirar y me abrazó. Hacía tiempo que no nos abrazábamos de esa forma.
Ahora no sé qué pensar, fui madre por unas horas y de repente dejé de serlo. Tuve suerte, de no ser así en este momento estaríamos velando a más de uno de los integrantes de mi familia y a mi no hijo nadie le daría importancia. Que injusto."

Amanda

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