Mi primera vez fue a los 15 años, y no me comporte para nada coherente ni tampoco fue especial. Eran las primeras vacaciones que teníamos entre amigas, comenzábamos a conocer un poco más el alcohol y aunque la cerveza no nos gustaba para nada, nos hacíamos las chicas "copadas" tomándola. Me acuerdo que cada trago que daba me revolvía el estómago por completo. Una de esas noches fuímos a un boliche que creo que ahora ya ni existe, estábamos total y completamente borrachas. Habíamos tomado mucho, creo que algo de dos cervezas entre cinco, pero recuerdo como si fuese ayer que me daba vuelta el mundo en la cabeza. Conocí a un chico, Germán se llamaba, anduvimos a los besos toda la noche y cuando nos estábamos yendo me invitó a su departamento. Sé que tenía dos años mas que yo, y con tal de hacerme la grande le dije que sí y me fuí con él.
Lo esperé en la puerta del boliche mientras él hablabla con sus amigos, salió y nos fuimos al departamento. El lugar estaba todo revuelto, en la mesa había muchas botellas de alcohol, pero lo que de verdad significa muchas, y la ventana del comedor tenía unas cortinas espantosas. Fuímos al cuarto y nos tiramos en una de las camas. Ahora me doy cuenta que a esa edad te tiran un fósforo sin querer y te prendés fuego.
Al principio yo no quería saber nada, el mundo estaba dejando de girar y cada vez me sentía un poco mas estable. Hay algo de lo que no me voy a poder olvidar jamás, las sábanas de la cama tenian flores celestes y amarillas, me hacían acordar mucho a una que tenían mis viejos. Lo que aún no entiendo es por qué mi mamá me repetía siempre que antes había que pensarlo demasiado, que hacer el amor por primera vez no era para cualquiera y que ése momento debía ser muy especial, inolvidable. Para mí, de especial, no tuvo nada, pero de inolvidable sí. Daría lo que sea por ver mi cara cuando Germán se sacó los pantalones, nunca había visto Una en vivo y en directo, lo más cercano que había estado de uno hasta ese momento era cuando a escondidas miraba algún programa porno en la tele, y cuando Lucía, ingenuamente, nos contó de su experiencia con el primo, todavía guardamos el dibujo que nos hizo ese día para contarnos como era "Don Miembro". Me dolió un montón, sangré mil horas y la verdad no disfruté nada.
Lo que pienso ahora, despues de algunos años, es que de la virginidad uno hace lo que quiere y como quiere. El problema es que la que me estaba preguntando del tema era mi hermanita, no quiero que sea igual que yo. Así que, después de que le dije que mi primera vez fue con Nico, la convencí de que ese tema tenía que hablarlo con mamá. Seguramente, le va a decir todas las mismas boludeces que me decía a mí, aunque, definitivamente, creo que mi hermana no es ninguna boluda y va a terminar haciendo lo que ella quiere. Me preocupa un poco, pero así y todo no puedo dejar de recordar lo espantosas que eran las cortinas de ese comedor."
Amanda
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